Después de la rabona

Vuelvo a postear después de bastante tiempo.
Es que no me estuve sintiendo bien y andaba como recluido.
El domingo pasado me sentí un poco mejor y fui a El Dorrego, al cierre del ciclo Buenos Aires Tango.
Primero tocó Bluetango, una banda francesa de tango electrónico. Yo no soy un experto en el tema, ni mucho menos; por lo tanto, que me perdonen si estoy equivocado, pero eso no es ni siquiera música.
Después, el trío Vitale-Baraj-González. Comenzaron con unos temas, para mi gusto, demasiado cargados, y cerraron con una simpática versión de Taquito militar.
A continuación, subió al escenario Patricia Sosa, acompañada por Lito Vitale. La Sosa demostró tener una voz increible, pero no me gustó su forma de entender el tango. Yo creo que en ciertos tangos lo importante es la letra y la forma de decirla, de modo que te llegue al corazón. Por eso Goyeneche es tan grande, sin haber sido un eximio cantor. Pero no estuvo mal, y el repertorio elegido fue impecable: Nada, Los mareados, Gricel y El corazón mirando al sur.
Se fue la Sosa ovacionada, quedando solo Lito Vitale, quien hizo con su pianito de sonidos raros, una versión poco feliz de El día que me quieras.
Luego fue el turno de Juan Carlos Baglietto. El rosarino demostró una vez más, ser uno de los mejores intérpretes que existen. Comenzó con Naranjo en flor, siguió con Mienten. Cuando interpretó La última curda me hizo llorar de la emoción. Impecable. Luego arremetió con una excelente versión del cada vez más vigente Cambalache, y cerró con Nostalgias.
Volvieron al escenario Sosa y Gonzalez para sumarse a Vitale y Baglietto, para interpretar El Choclo, mientras Baraj bailaba con su mujer. Por último, el trío a pleno, arremetió con Milonga Sentimental, cantada por Baglietto y Sosa, y se desató la milonga en El Dorrego.
Para los bises, Baglietto -Vitale y la dulce y melancólica Una vez tu fuiste sol.
Realmente un muy buen espectáculo.
Luego, recorrida por los stands y la pista de baile. Por último me acerqué a escuchar el discurso de cierre del secretario de cultura, Gustavo López. No lo veía desde mis épocas de facultad, un placer volver a escucharlo.
Valió la pena.