La vida está en otra parte

viernes, noviembre 04, 2005

Sofisma y profecía

Caminaba por esa tierra desértica, muerta, dando pasos largos, en contra del viento que le pegaba en la cara, como un chicotazo, los mechones transpirados.
Hundía sus botas en la arena, continuando con andar cadencioso. Cada tanto levantaba la vista al cielo azul, implacable. El sol lastimaba la superficie rala, sobre el camino desierto. A diestra y siniestra, sólo fósiles.
Al avanzar reía. En vida debió conformarse con migajas, pero ahora se cumpliría la profecía y recibiría gloria y poder tal como prometió su padre. La seducción del poder marcó cada uno de los segundos de su existencia y ahora sería recompensado.
Por fin llegó a la caverna. Entró sin vacilar. El ambiente era fresco comparado con el exterior apocalíptico. Disminuyó el paso, para prolongar el goce del momento.
Al fondo del pasadizo, la cueva se ampliaba formando una circunferencia. Un ángel lo recibió y lo hizo sentar en una silla de paja. Le quitó las botas y le lamió los pies curando las llagas con su saliva.
—Su padre ya lo atiende, está muy orgulloso de usted —dijo el serafín retirándose con una reverencia.
Sentado en su silla, contempló la habitación. Frente a él, un escritorio sencillo y detrás de éste, colgado sobre la pared, el retrato de su querido padre.
Volvió a sonreir lleno de satisfacción. La tarea estaba cumplida. Había vencido.
Con la mirada fija en el retrato, pensó en cuanto se parecían. Por algo lo había concebido a su imágen y semejanza.
Sumergido en estos pensamientos, como quien quiere ahuyentar el cansancio, se pasó las manos por la cara y luego las subió acariciándose la cabeza y los cuernos de carnero.

5 Comments:

Publicar un comentario

<< Home